Primavera gris: cuando el florecer externo no siempre refleja el ánimo interno

La primavera suele retratarse como una estación de luz, renovación y vitalidad. Después de meses de invierno, se espera que el aumento de la temperatura y las horas de sol traigan consigo bienestar, energía y alegría. Sin embargo, ¿sabías que para muchas personas, esta estación no se vive con tanta felicidad interna?. A este contraste se le ha denominado coloquialmente “primavera gris”, un fenómeno que refleja cómo los cambios ambientales y sociales influyen en nuestro estado emocional.

Este malestar tiene explicaciones psicológicas, fisiológicas y culturales, las cuales se centran en:

  • Cambios biológicos: El aumento de la luz solar impacta la producción de serotonina y melatonina, neurotransmisores vinculados con el sueño, la energía y la regulación del ánimo (Lambert et al., 2002). Este ajuste puede generar cierta inestabilidad en personas sensibles a los cambios de estación.
  • Ritmos circadianos alterados: La transición del invierno a la primavera implica un cambio abrupto en los horarios de luz y temperatura, lo que interfiere en los ritmos internos de descanso y actividad (Wirz-Justice, 2006).
  • Expectativas sociales: La primavera está culturalmente asociada a la “alegría” y a la “renovación”. Quienes no experimentan esa sintonía pueden sentirse desfasados, con mayor presión social y autocrítica.
  • Comparación social: Al ver a otras personas con mucha energía y vitalidad, puede intensificarse la sensación de desconexión en quienes atraviesan cansancio, apatía o tristeza (Festinger, 1954).

La importancia de la prevención y el autocuidado

La prevención en salud mental no se limita a trabajar cuando ya te sientas en crisis, sino que implica anticiparse, cuidar y sostener el bienestar en tu vida cotidiana. La “primavera gris” nos recuerda que el entorno puede cambiar, pero nuestras emociones no siempre se ajustan de inmediato y eso está bien. Es por eso que existen algunas estrategias prácticas que te pueden ayudar, estás son:

  • Rutinas saludables como: regular los horarios de sueño y vigilia, mantener una alimentación balanceada y adecuada en nutrientes, incorporar ejercicio físico, idealmente al aire libre y exposición consciente a la luz natural.
  • Validación emocional: reconocer que no siempre “debemos estar felices” y que el malestar también es parte de la experiencia humana. Validarse permite reducir la autocrítica y saber que todo proceso es personal y suele no ser lineal.
  • Conexión social: compartir lo que sentimos con personas de confianza amortigua la sensación de aislamiento y favorece la resiliencia, ayudándonos a tolerar mejor cuando aparezcan emociones o pensamientos difíciles de llevar.
  • Apoyo profesional: consultar a psicólogos o médicos de salud mental cuando el malestar se prolonga o interfiere con la vida diaria. La psicoterapia cuenta con evidencia sólida para el manejo de síntomas afectivos estacionales (Lewy et al., 2006).

La “primavera gris” no es sinónimo de debilidad, sino una señal de que mente y cuerpo responden de maneras distintas a los cambios externos. Comprenderlo abre la posibilidad de acompañarnos con compasión, de sostenernos en comunidad y de cuidar la salud mental con la misma importancia que le damos a tu salud física.

Recuerda, si el inicio de la primavera está siendo difícil de sobrellevar es importante que puedas buscar apoyo profesional. Puedes consultar con psicólogas y psicólogos del Servicio de Salud Mental agendando una hora a través de achssalud.cl/saludmental o llamando al 22 515 70 00.

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