Cuando la maternidad no es lo que esperábamos: autoestima, exigencias y cuidado

Desde pequeñas, muchas mujeres crecen escuchando frases como:
“Ser madre es lo más maravilloso que te puede pasar”
“Una madre siempre sabe qué hacer”
“Una madre lo sabe todo”
Estas no son solo palabras bonitas, sino normas sociales implícitas que nos indican cómo se supone que debe sentirse y vivirse la maternidad. Pero, ¿qué pasa cuando la experiencia no se ajusta a esas expectativas?
Matresencia: una transformación poco comprendida
La matresencia —ese proceso de transformación física, emocional, hormonal y social al convertirse en madre— es tan potente como poco comprendido. Como toda transición vital, requiere adaptación, pero pocas veces se habla de lo difícil que puede ser ese proceso.
En Chile, la maternidad no solo tiene un valor afectivo, sino también político y social. Se espera que la madre luche por sus hijos, que sea su primera defensora y que les quiera siempre, de manera incondicional. Esta carga simbólica invisibiliza las dificultades reales del día a día.
Mitos que sostienen el ideal
Existen mitos que se construyen a partir de múltiples contextos y dan cuenta del peso que la maternidad implica:
- Biológico: Se asume que el instinto maternal es innato e infalible.
- Económico: Se espera que la madre provea y acceda a todos los recursos necesarios, como si dependiera solo de su esfuerzo.
- Género: El trabajo doméstico y de cuidado sigue recayendo principalmente en las mujeres.
- Modernidad: Se suman nuevas exigencias como criar con apego, amamantar, trabajar, recuperar el cuerpo posparto… todo al mismo tiempo.
Estos mandatos generan culpa, agotamiento y una constante sensación de insuficiencia.
Impacto emocional
Muchas madres se enfrentan a un espejo interno cargado de juicios:
“No quiero ser como mi madre o mi padre”
“Yo sí quiero hacerlo bien”
Pero cuando aparecen errores, cansancio o emociones incómodas como la rabia o el rechazo, surge la culpa.
Culpa por trabajar, por querer tiempo a solas, por no jugar más o por delegar.
Esta culpa desgasta y afecta la autoestima. Si crees que ser una “buena madre” es alcanzar un ideal imposible, entonces siempre estarás fallando.
¿Qué genera esta carga mental?
Cuando no delegas o no pides ayuda por “cumplir” como madre puedes llegar a sentir:
- Irritabilidad
- Rigidez
- Perfeccionismo
- Soledad emocional
Esto no te impide seguir haciendo cosas, pero sí de disfrutarlas.
Algunos tips para madres
- Acepta tu maternidad tal como es
No se trata de resignarse, sino de dejar de juzgarla. Pregúntate:
¿Cómo me siento hoy?
¿Qué necesito?
¿Me estoy tratando con comprensión o con dureza? - Comunica lo que te pasa
Tu familia no puede adivinar que estas agotadas. Necesitas decir en palabras tus emociones y necesidades para invitar al otro a pensar en conjunto.
- Recuerda que la maternidad no te borra como mujerNo se trata de “volver a ser la de antes”, sino de integrar a esa nueva mujer que también necesita descanso, compañía, proyectos propios y tiempo para sí.
¿Necesitas apoyo?Si sientes que este nuevo desafío está siendo muy difícil, recuerda que tener apoyo profesional es válido y, muchas veces, necesario. Puedes consultar con psicólogas y psicólogos del Servicio de Salud Mental agendando una hora a través de achssalud.cl/saludmental o llamando al 22 515 70 00.
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